domingo, 14 de agosto de 2011

Part. 3. LAS SIETE REGLAS DE PARACELSO

Part. 3 Las Siete Reglas de Paracelso

1.- Lo primero es mejorar la salud.-Para ello hay que respirar con la mayor frecuencia posible, honda y rítmica, llenando bien los pulmones, al aire libre o asomado a una ventana. Beber diariamente en peque¤os sorbos, dos litros de agua, comer muchas frutas, masticar los alimentos del modo más perfecto posible, evitar el alcohol, el tabaco y las medicinas, a menos que estuvieras por alguna causa grave sometido a un tratamiento. Bañarte diariamente, es un habito que debes a tu propia dignidad.

2.- Desterrar absolutamente de tu ánimo, por mas motivos que existan, toda idea de pesimismo, rencor, odio, tedio, tristeza, venganza y pobreza. Huir como de la peste de toda ocasión de tratar a personas maldicientes, viciosas, ruines, murmuradoras, indolentes, chismosas, vanidosas o vulgares e inferiores por natural bajeza de entendimiento o por tópicos sensualistas que forman la base de sus discursos u ocupaciones. La observancia de esta regla es de importancia decisiva: se trata de cambiar la espiritual contextura de tu alma. Es el único medio de cambiar tu destino, pues este depende de nuestros actos y pensamientos. El azar no existe.

3.-Haz todo el bien posible. Auxilia a todo desgraciado siempre que puedas, pero jamás tengas debilidades por ninguna persona. Debes cuidar tus propias energías y huir de todo sentimentalismo.

4.- Hay que olvidar toda ofensa, mas aun: esfuérzate por pensar bien del mayor enemigo. Tu alma es un templo que no debe ser jamás profanado por el odio. Todos los grandes seres se han dejado guiar por esa suave voz interior, pero no te hablara así de pronto, tienes que prepararte por un tiempo; destruir las superpuestas capas de viejos hábitos, pensamientos y errores que pesan sobre tu espíritu, que es divino y perfecto en si, pero impotente por lo imperfecto del vehículo que le ofreces hoy para manifestarse, la carne flaca.

5.- Debes recogerte todos los días en donde nadie pueda turbarte, siquiera por media hora, sentarte lo más cómodamente posible con los ojos medio entornados y no pensar en nada. Esto fortifica enérgicamente el cerebro y el Espíritu y te pondrá en contacto con las buenas influencias. En este estado de recogimiento y silencio, suelen ocurrírsenos a veces luminosas ideas, susceptibles de cambiar toda una existencia. Con el tiempo todos los problemas que se presentan serán resueltos victoriosamente por una voz interior que te guiara en tales instantes de silencio, a solas con tu conciencia. Ese es el daimon de que habla Sócrates.

6.- Debes guardar absoluto silencio de todos tus asuntos personales. Abstenerse, como si hubieras hecho juramento solemne, de referir a los demás, aun de tus más íntimos todo cuanto pienses, oigas, sepas, aprendas, sospeches o descubras. por un largo tiempo al menos debes ser como casa tapiada o jardín sellado. Es regla de suma importancia.

7.- Jamás temas a los hombres ni te inspire sobresalto el día mañana. Ten tu alma fuerte y limpia y todo te saldrá bien. Jamás te creas solo ni débil, porque hay detrás de ti ejércitos poderosos, que no concibes ni en sueños. Si elevas tu espíritu no habrá mal que pueda tocarte. El único enemigo a quien debes temer es a ti mismo. El miedo y desconfianza en el futuro son madres funestas de todos los fracasos, atraen las malas influencias y con ellas el desastre.Si estudias atentamente a las personas de buena suerte, veras que intuitivamente, observan gran parte de las reglas que anteceden. Muchas de las que allegan gran riqueza, muy cierto es que no son del todo buenas personas, en el sentido recto, pero poseen muchas virtudes que arriba se mencionan. Por otra parte, la riqueza no es sinónimo de dicha; Puede ser uno de los factores que a ella conduce, por el poder que nos da para ejercer grandes y nobles obras; pero la dicha más duradera solo se consigue por otros caminos; allí donde nunca impera el antiguo Satan de la leyenda, cuyo verdadero nombre es el egoísmo.

Jamás te quejes de nada, domina tus sentidos; huye tanto de la humildad como de la vanidad. La humildad te sustrae fuerzas y la vanidad es tan nociva, que es como si dijéramos: pecado mortal contra el Espíritu Santo.

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Comentario de un amigo, compañero y maestro de Magia de myspace.

UGUI Asafim

MUY BIEN. YA SABES QUE SOY DEL "FAN CLUB" DE PARACELSO. Lo he estudiado mucho y has realizado una exposición perfecta del hombre y del médico, del alquimista y del astrólogo, del mago y del brujo.
Añado un párrafo, si me lo permites de su obra "Astrología Magna" para darte continuidad y hagas una cuarta parte de este blog, además es acera de un tema que tu muy bien tratas.

Los sentidos no son corpóreos sino que son del espíritu así como las estrellas son del espíritu. El hombre entonces atrae por el espíritu de su astro, en quien ese espíritu es concebido y nace. Pues el espíritu del hombre se nutre tanto como el cuerpo... El hombre está dividido en dos partes; un cuerpo elemental, es decir, carne y sangre, por lo que ese cuerpo debe nutrirse; y en espíritu, de donde está obligado a mantener su espíritu del espíritu del astro. El hombre mismo es polvo y cenizas de la tierra. Tal, entonces, es la condición del hombre, viendo que él mismo está formado de ese modo,
Un hombre y una mujer no pueden generar un hombre, sino junto que aquellos dos, los elementos y el espíritu de las estrellas. Estos cuatro constituyen al hombre. El semen no está en el hombre, salvo en tanto entra en él elementalmente. Cuando, en el acto de concepción, los elementos no operan, no se genera ningún cuerpo. Donde el astro no opera, no se produce ningún espíritu... El cuerpo y el espíritu deben estar allí. Estos dos constituyentes forman al hombre... El astro, mediante su espíritu, confiere los sentidos.
El hombre no surgió de la nada, sino que está hecho de una materia... La Escritura dice que Dios tomó el limus terrae, la materia primigenia de la tierra, como una masa, y formó de ella al hombre. Además, dice también que el hombre es ceniza y polvo, arena y tierra, lo que demuestra ya suficientemente que procede de esa materia primigenia... Pero limus terrae es también y a la vez el Gran Mundo, y así el hombre está hecho de cielo y tierra. El limus terrae es un extracto del firmamento, del Universo, y a un tiempo de todos los elementos (Astronomia Magna, 1537)

Un petó ben gros.

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Editado el 10 de agosto de 2008 en myspace.com. Podeis leer los comentarios que tuve en este enlace.
http://www.myspace.com/rosanegraguinardo/blog/422694837

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