viernes, 22 de octubre de 2010

Prólogo de "A ti Mauricio"

Prólogo de “A ti Mauricio”.

Barcelona, viernes 22 de Octubre de 2010.

Primeramente quiero explicar porque este blog, que tendría que ser el primero en fecha, es el segundo; en este espacio el primer artículo que lees es el último publicado, si hubiera escrito este primero, lo leeríais el segundo y no sería su orden.

En segundo lugar he dejado pasar unos días para que una persona que estaba hospitalizada tuviera el derecho a ser la primera en leerlo y a despedirse de él, porque sé la pena que ha tenido en su corazón por no haber podido asistir al último adiós a Mauricio.

En tercer lugar, porque la información es directa de amigos y de la familia y no está contaminada por los “medios de información” de televisiones como: el canal 3/24 y Telecinco y los periódicos que publicaron la noticia... ¡¡¡y harta ya de cotilleos y elucubraciones vecinales!!!.

Estos últimos días que hemos vivido l@s amig@s de Mauricio han sido muy duros. Es difícil asumir la pérdida de un amigo de un día para otro, aún más cuando el anterior disfrutamos de su alegría y su armonía.

Cada uno tendrá su punto de vista de como lo ha vivido. Escribo, porque creo que soy la persona a la que más información le ha llegado, también me disculpo por si nombro a alguien que no quisiera salir. Yo os he ido escuchando a tod@s y poco he hablado, así que lo escribo para desahogarme. También porque cada vez que salgo a la calle veo la ventana quemada y me da mucho coraje y pena.

El sábado por la noche apareció Mauricio por el Ateneu, hacía semanas que no aparecía. Él como otros, vino a encontrarse con peña para ir al concierto de la Plaça del Nen de La Rutlla. Se reunió un grupo y para allí que se fueron, ese fue el último momento que vi a Mauricio, pues nosotros no aparecimos por el concierto y nos fuimos directos a casa.

El domingo sobre las nueve y media de la mañana recibí la llamada de una amiga alertándome de que avisara a mi hermano de que fuera a casa de Mauricio, que había habido un incendio y él estaba muerto. Entre temblores llamé a mi hermano y se lo comuniqué, él llamó al otro chico que también había estado allí, pero no cogía el teléfono, otro estado de nervios más, avisé a mi marido de que preguntara ¿cuantas persona habían encontrado? porque no contestaba el otro amigo. Después de insistir varias veces en su timbré, descolgó el interfono...¡¡¡ Menos mal !!!... ¡baja que se ha quemado la casa del Mauricio y se ha muerto!, le dije.

Cuando llegamos los Mossos, nos preguntaron quienes éramos y tomaron nota. Se fueron sin decirnos nada en concreto más que lo que sabíamos, un incendio y Mauricio había fallecido. Nos pidieron que las dos personas que estuvieron con él, pasaran a declarar tal como aparecieran por allí.

Ellos dos fueron las dos últimas personas que estuvieron en casa con Mauricio. Hicieron algo de cena, escucharon música, vieron vídeos..., lo típico de cuando se encontraban.

Se hizo tarde, casi las cuatro y decidieron marcharse. Mauricio les acompañó hasta la portería, bromeó sobre que se había dejado las llaves y no podía entrar en el piso, pero no fué así; las llevaba encima. Le comentó a mi hermano de quedarse a dormir en su casa para que no cogiera el coche, pero él lo había dejado aparcado y se iba en el autobús.

Llegamos a la comisaría y uno de los dos tenía que subir a declara, daba igual quien fuera, subió mi hermano. Cuando acabaron los trámites, él preguntó si había empezado en la cocina y le explicaron que no, fue el mal funcionamiento del calefactor en el dormitorio. Y cuando se lamentó de no haberse quedado, le contestaron que seguramente no estaría allí declarando, que no sólo hubieran contado un muerto, que fue muy rápido y el humo habría asfixiado también a quien se hubiera quedado en la casa a dormir.

Volvimos a las doce del mediodía al barrio. Otra vez me tocó a mi coger las riendas de la situación, en parte por ser un punto de referencia y por otra, por ser de las mayores del grupo de la infancia. Empecé la rueda de mensajes y durante todo el día estuve recibiendo llamadas y contando una vez y otra lo ocurrido.

Sobre las ocho de la tarde del domingo, conseguimos acceder al teléfono de su hermano Pablo y me puse en contacto con él. Estaba destrozado, apenado y muy angustiado, porque a esas horas no le habían permitido ni acercarse ni ver aún a su hermano y ni siquiera poder hacer ningún trámite. Así, quedó en avisarme cuando supiera el lugar y hora del velatorio.

Llegó el lunes. El teléfono no dejaba de sonar, la impaciencia de los demás consiguió atacarme de los nervios. Sobre las cinco de la tarde fue Pablo quien llamó, empezábamos a ver el final del mal rato, pero no fue así. Los mossos volvieron a llamar para que los que estuvieron con Mauricio se presentaran el martes.

El martes recibimos la noticia de que el mismo domingo por la noche, habían entrado en el piso de Mauricio. Un desalmado, por así llamarlo, entró por la portería, rompió los precintos y se llevó unos discos y vídeos muy concretos, lo cual hace pensar que pudo ser un conocido.¡¡¡ Que más le vale que lo encuentre la policía antes que nosotros!!!.

El martes durante el velatorio del Mauri, la esposa de Pablo le comentó a un amigo, que el funeral iba a ser laico y si queríamos preparar unas palabras para recordarlo en el funeral. Dejamos pasar la tarde porque pensamos que nuestro silencio ya era un comentario. Pero por la noche se presentó ella en el Ateneu preguntando si habíamos preparado algo, me dio un nosequé y pensé, que ya ellos habían pensado en nosotros, se merecían el esfuerzo de decir unas palabras.

Cuando se fueron todos, me fui a las páginas del Facebook, me copié los comentarios escritos y me paré a pensar en todo lo que habíamos hablado de él esos tres últimos días y escribí un texto que leí en el funeral con la ayuda de otro amigo, que era otro de los que entendía mi letra aparte de Pedro.

En el siguiente blog tenéis el contenido del texto con letra legible, no como mi letra que parece árabe o de médico, por si alguno se lo quiere copiar y guardarlo. Son mis palabras, las vuestras, las de tod@s.

miércoles, 20 de octubre de 2010

A ti Mauricio

A ti Mauricio.

Barcelona, 20 de Octubre del 2010.

Este es un texto que he realizado basándome en los comentarios realizados en nuestras páginas de internet y en los que he ido escuchando durante estos tres últimos días.

Recordaremos a Mauricio como un compañero y amigo de la infancia. Un hombre excelente, una gran persona y un amigo estupendo.

Inteligente y culto, como agradable y simpático. Siempre independiente, solo era enemigo de la violencia, porque siempre fue buena persona; bien recibido en todas partes, porque allí donde fue, se hizo querer.

Cada uno de nosotros te recordaremos por los apodos y frases que ibas soltando según las ocasiones y tu capacidad de desdramatizar las cosas de la vida.

Tu cultura musical deja huella en nuestra memoria y nuestro corazón. My Generation de los Who nos llevará siempre a tu recuerdo.

Nos quedan también tus colaboraciones culturales escritas en fanzines como Guinar Lliure, bajo el pseudónimo de Maurice Chevalier. Horas de charlas y debates que fuimos teniendo durante los años pasados. También tus comentarios sobre Política, Arte, Literatura y Cine.

Recordaremos tu imagen bohemia con el País debajo del brazo, siempre con prisas porque siempre tenías a donde ir.

Todo ha sido muy rápido y muy injusto.
Ya no preguntaremos por donde andas, porque ahora estás para siempre en nuestros corazones.

Descansa en paz Mauricio.
Rosa Pernias.